Hay veces, cuando
estoy en la sala (como ahora), oyendo la clase en ese estado de vigilia en que
estás entre dormido y despierto, en que viene a mi mente tu imagen (a pito de
nada). Llega como un relámpago, potente, fugaz, nítida. Es tan real; veo tus
ojos mirándome entreabiertos-entrecerrados, aquel brillo tan misterioso,
aquella expresión. Estás besándome, tus labios (¡qué labios!) se mueven sobre
los míos, pegados a los míos, sincronizándonos de manera perfecta; en ese beso
nada falta y nada sobra. Tu cuerpo sobre
el mío, mi cuerpo en ese instante casi desprovisto de voluntad (o tal vez lleno de ella). Tu cuerpo es tan
fuerte y tu piel tan suave, me dejo llevar por tu poder dominante, pero a la
vez tu actitud de total entrega,
exquisita dualidad que me hace enloquecer. Cuántas imágenes y cuántos detalles
bombardean mi mente en este milisegundo (calculo que aquel recuerdo no dura más que un
milisegundo) , ínfima brecha en el tiempo, tan breve y que sin embargo logra
hacerme perder toda concentración en la clase, hasta que no veo ni oigo nada
más que a ti. Durante ese milisegundo, un estremecimiento recorre mi piel, una
especie de descarga eléctrica se origina desde algún lugar de mi vientre hacia
cada célula de mi cuerpo. Todo mi interior se convulsiona en medio de una
sensación indescriptible, vuelve a mí tu sabor, que en algún lugar de mi
cerebro ha de estar grabado e impregnado, inconfundible.. Tu sabor es tan
delicioso, que para mí no puede ser otra cosa que el sabor a amor; sí, creo que si el amor pudiera degustarse, de seguro
tendría aquel sabor que hallé yo en tu boca como un sediento que encontró su
manantial.
Este es el preciso
momento del día en que deseo tener el poder de teletransportarme y viajar hacia
aquel momento vivido, para revivirlo y vivirlo nuevamente, una y otra vez, para vivirlo día tras día y
cada segundo de nuestros días, sin tregua alguna. Y cuando ese momento del día
llega, en un milisegundo, tu imagen comienza
a desvanecerse, te me escapas otra vez, yo no quiero que te vayas, pero
ahí estas esfumándote a través del frío y denso aire del aula, dando lugar a alguna triste
proyección de Power Point, o algún triste esquema mal dibujado en la pizarra.
Algún triste profesor está traspasándonos algunos tristes conocimientos cuya importancia ya no
recuerdo, que probablemente el mismo no recuerde muy bien, y probablemente
nadie recuerde en 10 años más.
Este es el momento del
día en que comienzo a maldecir todo
aquello que me rodea, y que por ende me aleja de ti. Maldigo el tiempo y el
espacio, o el espacio-tiempo o como le llamen, y las malditas leyes de la
física. Maldigo la existencia mía que no transcurre a tu lado ( y maldigo mal,
por que si no está a tu lado no se le puede llamar existencia). Maldigo también esta hoja de cuaderno en la
que escribo con los ojos húmedos, mientras el profesor destaca la importancia
de no se qué infinitos ejes de movimiento de no se qué cosa, y me pregunto si
esta materia entrará o no en la prueba.
Me gustó!! Describes tan bien aquel "milisegundo" en que los pensamientos vuelan hacia la persona q amas, y te pierdes enlos recuerdos!!
ResponderEliminarTe felicito!!
Marce
Genial...!!! Gran letra. Gran blog... Valiente, referente, extraterrestre...
ResponderEliminarLos mundos paralelos que hacen interesantes a aquellos que, en este lugar y en este tiempo, solo van de paso...